¿Es verdad que ha muerto?
Pero no sus herederos ni su clero
que lo han convertido en objeto de consumo.
Tal vez resucitó al tercer día
y regresó con más fuerza.
Muerto, muerto el pensamiento
Pero, ¿acaso la fe?
Su fe en sí mismo, ¿tal vez?
Y quien busca ya nada encuentra
sino la banal satisfacción
de perder el tiempo.
Es más, otros, ni siquiera buscan.
Lo cierto es que sus herederos
son quienes lo han matado
y disfrutan asesinándolo cada vez que resucita.
Todos. No importa su nombre, todos.
Los que lo alaban y los que lo niegan.
O será que disfruta con sus muertes
y se divierte con sus esclavos y sirvientes
como buen señor burgués que es.
¿En verdad ha muerto?
Muerto en suicidio colectivo
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