Jugaba a ruborizar el alba
acunando los tibios hilos de luz
que dibujaban sonrisas
en las rendijas de la ventana
sobre sus pezones – crema rosa
Germinaba lentamente
entre bostezos y estirones
bajo nuestra sábana
de tréboles húmedos
El amor floreció
y marchitó con el tiempo
como cualquier otro amor verde
Un día partió
de su presencia extinta
aun bebo el rocío mañanero
y conservo
dos alas de colibrí
que lloraron sus pupilas
bajo la tormenta
sábado, 29 de septiembre de 2007
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