miércoles, 14 de febrero de 2007

Los trofeos

1.

La mesa del salón es de madera maciza, un rectángulo longitudinal que va de un extremo del salón de trofeos al otro. Los extremos de la mesa marcan también mi campo de visión, no logro ver mucho más allá de los extremos de la mesa, si veo, en cambio, a mis compañeros de la pared de enfrente. Siempre los mismos rostros, las mismas miradas vacías y los mismos temas de conversación:

– Creo que hoy celebran un banquete -.
– Lástima que tenga seca la boca, no podré escupir en sus platos.

2.

Un día vino un señor y se me quedó mirando fijamente. Lo hacía de una manera completamente impune. Era como si estuviera viendo a la mismísima muerte enjaulada en un zoo, lejos del alcance de su guadaña pero lo suficientemente cerca como para poder darse cuenta de las grietas de su rostro y el vacío infinito de sus ojos.

3.

Lo peor es cuando vuelves a ver a tu cazador. Lo cazarías tú a él, pero no eres más que una cabeza cortada clavada a una pared.


Alexqk

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